jueves, 29 de octubre de 2009

NIVELACIONES DEL TERCER Y CUARTO PERIODO

Lic. Juan Carlos Pérez Estrada
Trabajo de nivelación tercer (3) y cuarto período (4)
Grados: todo bachillerato (con ayuda de sus padres y familiares)
Leer – Analizar – Comprender – Reflexionar y sustentar


Autoayuda. Salud emocional, tener salud emocional no es una virtud de la cual muchos podamos jactarnos. El manejo, regulación y control emocional, en definitiva la salud mental, no son fáciles de lograr, pero tampoco imposibles de experimentar.
En los siguientes escritos tu aprenderás y los que ya lo saben recordarán, algunos hábitos que las personas sanas a nivel emocional practican para una vida mejor; yo como tu profesor de Convivencia Social te invito a ti y a todos tus familiares para que lean detenidamente cada tema y lo pongan a consideración….pero lo mas importante…….lo pongan en práctica…………….


Practicar el perdón

Los distintos eventos e interacciones entre las personas producen variadas reacciones en ellas. Las relaciones interpersonales (familiares, de pareja, grupales, laborales, amistades…) no se caracterizan por su perfección; algunas personas son de gran beneficio, ayuda y crecimiento en la vida de los demás; otros hacen daño con su comportamiento (agresión, amenazas, maltrato psicológico, rivalidades, incomprensiones, manipulación…) cada día.
El resultado está en un buen número de personas heridas, afectadas emocionalmente, que día a día reniegan de su existencia o de la suerte que les ha tocado. De esta forma, la vida con heridas y resentimientos internos se hace una carga pesada, constantemente; hacen del existir una rutina y monotonía sin sentido. La persona comienza a sentirse amargada. Su irritabilidad es muy habitual.
Las contrariedades y las diferencias con otros, se convierten en un caldo de cultivo donde la división, la oposición y el desacuerdo marcados, llenan a la persona de sentimientos negativos. Al no ser estos canalizados o evacuados, se sienta una base para el odio, el resentimiento y la amargura.
Las personas con sanidad emocional (interior) aprenden a perdonar todas las veces que sea necesario a quienes corresponda, porque así descargan y liberan su corazón de emociones y sentimientos negativos. Aunque el perdón muchas veces se perciba como injusto o no justificable en ciertos casos, se torna en una decisión voluntaria, consciente y firme, que rompe con las ataduras emocionales negativas que se generan entre el ofensor y el ofendido, especialmente en este último.
El “corazón” tiende a cargarse y saturarse con las “toxinas” emocionales negativas que surgen de las interacciones entre las personas. A veces es casi imposible pasar por imparcial, neutral o indiferente ante lo que nos desagrada o está en contra de nuestros gustos, intereses y convicciones.
Por lo demás, el estar expuesto a los errores, conductas dañinas de otros, es lastimosamente muy “normal”, en un mundo donde personas imperfectas interactúan, sin ser conscientes de las consecuencias de sus actos en los demás. El hábito sano de descargar el corazón, purificarlo, liberarlo de lo malo que viene de otros, del entorno, aun de uno mismo, hacen de la vida una mayor fuente de paz, reconciliación, deleite y sentido en la cotidianidad. La expresión de emociones negativas puede darse por: contar con una persona con integridad y confianza que nos pueda escuchar; orar a Dios quien conoce plenamente el alma y la naturaleza humana; meditar en los propios errores y percepciones de la vida a nivel general; el mejoramiento de la actitud ante los incesantes y diversos eventos de la vida.
La práctica del perdón les permitirá:

- Ser libre de sentimientos y emociones negativas.
- Estar por encima de los aspectos negativos y reales del mundo en general.
- Aceptar el perdón que también el Creador ofrece al hombre.
- Tener una vida de paz interior constante.
- Evitar ser susceptible ante muchas situaciones que le desagradan.
- Valorar a otros, a pesar de sus errores y graves falencias.
- Reemprender la vida a pesar del dolor y angustia sufridos.
- Comprender la difícil condición del hombre separado del Creador.
- Practicar el amor de Dios.






Cuidar mentalidad

Nuestra manera de pensar es muy importante. En nuestra mente se construyen las grandes ideas y proyectos, así como las obras nobles y altruistas que benefician a quienes nos rodean. Sin embargo, es posible que nuestra mente fragüe la destrucción, ruina y desdicha de los demás.
La salud mental no necesariamente implica la ausencia de algún tipo de trastorno mental o psicológico; la salud mental y emocional está en un comportamiento adecuado, moral y espiritual, que permita al individuo actuar responsablemente consigo mismo y los demás.
De otra parte, cabe encontrar gente “normal” capaz de grandes atrocidades y la infelicidad de sus semejantes. La historia una y otra vez es testigo de la tragedia que asoma del individuo que menos se esperaba, quien aparentemente llevaba una cotidianidad nada sospechosa.
Así que, una vida emocional sana supone la purificación, renovación y fortalecimiento de la mente. Podemos explicar esto así:
Purificación. Los contenidos mentales pueden ser obscenos, denigrantes, siempre tendientes al mal, con la probabilidad de que el individuo cometa errores y daños en sí mismo y en otros constantemente.
Renovación. El cambio personal siempre inicia cuando se reconoce con sinceridad la propia condición insana de ser, de actuar, los hábitos dañinos; los errores y pecados reiterativos en la vida personal. La renovación implica nuevas ideas, pensamientos y esquemas flexibles de vivir la vida conforme a la voluntad de Dios y el bien de los demás.
Fortalecimiento. Marcado por el entrenamiento de la mente en pensar lo bueno, lo virtuoso, aquello que dignifica la vida. La mente aprende a triunfar sobre los pensamientos e ideas obsesivas, inmorales, destructivas. El interés del individuo es nutrir su pensamiento con el bien y lo bueno de la existencia.
La mente se cuida siendo cuidadoso con lo que se oye y lo que se ve. Aquí nos evaluamos en el tipo de diálogos, información verbal, que permitimos entren en nuestros oídos al hablar con otros; hay conversaciones que hacen daño, que influyen negativamente en el estilo de vida de las personas. Posibilitan una acumulación negativa de palabras inadecuadas en la calidad humana de un individuo. Existen amistades que no convienen precisamente porque dañan con su hablar y forma de ver la vida.
Así mismo, nuestros ojos constituyen un caudal inmenso de información. Nuestra mirada es una puerta abierta de mensajes a nuestro pensamiento, que se arraiga en las intenciones de nuestro “corazón”. A partir de allí la persona determina muchas de sus actuaciones, para bien o para mal.
La práctica de la renovación mental le permitirá:

- Erradicar formas erróneas de pensar (exageraciones, pensamiento negativo, pensamiento obsesivo, ideas extremistas, prejuicios, condicionamientos mentales, etc.)
- Tener una paz mental más habitual en la cotidianidad, porque escoge cuidadosamente sus pensamientos e ideas.
- Valorar a los demás al verles de manera imparcial y objetiva.
- Percibir la vida con una actitud más optimista y ecuánime.
- Mantenerse en un valioso proceso de cambio constante y crecimiento como persona.
- Enriquecer su mentalidad y personalidad con conocimientos constructivos y productivos.
- Pensar en el bienestar de los demás. Combatir el mal y la destrucción.
- Desarrollar convicciones conforme a la voluntad de Creador. Por ejemplo: al leer las grandes lecciones de las Sagradas Escrituras.

“Un pensamiento impuro siempre precede a una acción impura, mantenga sus pensamientos puros y sus acciones serán puras. Los pensamientos puros son incompatibles con los pensamientos de preocupación. Piense en cosas que sean amables, esta palabra significa alegre y agradable. Cuando usted acoge pensamientos que son alegres y agradables cerrará la entrada a los pensamientos que generan preocupación y ansiedad.”

Lic. Juan Carlos Pérez














Realizar actividades productivas

El uso del tiempo plantea siempre grandes retos a toda persona. Su uso productivo y eficaz puede favorecer la realización y consecución de grandes objetivos o nobles proyectos. Su desperdicio constituye el lamento de miles de personas que hubiesen podido capacitar y forjar mejor sus vidas.
La utilización productiva o no del tiempo influye en la autoestima de la persona que evalúa lo que ha hecho de su vida y con su vida. De esta forma es posible que la persona en un momento dado piense que hubiera podido ser más productiva y orientada al logro. Así mismo, quien ha valorado y aprovechado su tiempo puede encontrar satisfacción en las metas adquiridas paulatinamente.
Una vida emocional sana también se compone de un manejo adecuado o positivo del tiempo libre, además del tiempo que dedicamos a otras actividades. Existen personas que buscan distintas actividades que les permiten aprender otras artes, oficios o la ampliación y actualización de sus conocimientos.
La realización de actividades productivas mantienen a la persona con un alto nivel de motivación, y el desprendimiento de energías negativas (estrés, frustración, ansiedad, conflictos…) puesto que la mente se concentra en acciones positivas, que enriquecen la vida intelectual, espiritual y emocional de las personas. Así mismo el actuar del individuo se centra en labores que tienden a hacerle crecer como persona, incluso mejorar su salud, como en el caso de aquel que practica deportes o algún tipo de rutina o ejercicio físico.
El hábito, si podemos llamarlo así, de concentrarse en nuevas actividades, mediante las cuales se buscan el enriquecimiento como persona, la variedad y diversidad frente a la rutina, es un elemento muy importante de la vida cotidiana, en contraposición a centrarse en una sola labor, que muchas veces trae rutina a la persona y cierto sinsabor ante tantas cosas de la vida.
Leer un libro nuevo, quizás con otros temas distintos; conocer otros lugares; visitar sitios culturales; disfrutar distintos parques; probar otras comidas; conocer otras personas de positiva influencia y capacidad; cambiar la rutina del hogar; precisar nuevas maneras de hacer nuestras labores diarias asumidas…pueden servir como medios valiosísimos para oxigenar nuestra vida emocional y compartir con los demás de manera muy positiva y productiva.
Practicar y realizar nuevas actividades le traerá los siguientes beneficios:

- Ampliar su campo de competencias personales y laborales.
- Mantenerse actualizado en temas de su propio interés o que enriquezcan el mismo.
- Desarrollar cada día más su creatividad.
- Percibir el descanso como un cambio de actividades y rutinas de carácter productivo.
- Lograr una motivación constante en cuanto se propone.






















Convivencia. Cuidarla es lo mejor

En el ámbito de las relaciones interpersonales es donde una gran cantidad de dificultades se presentan con regularidad. El acuerdo entre las personas no es fácil de lograr. El mundo se debate cada día entre la disputa de intereses diferentes. Para bien o para mal, las personas defienden sus diversas razones y motivos personales.
El vivir bien, en armonía o compresión con otros es un tema de valores y civismo común y cotidiano. En colegios, escuelas, centros diversos de formación, se enseña su necesidad y hasta se desarrollan estrategias prácticas que posibilitarían la sana convivencia. Sin embargo, ¿Por qué la realidad evidencia casi todo lo contrario?
Todos los esfuerzos que hagamos por formar a las nuevas generaciones en un trato interpersonal afectuoso, respetuoso y tolerante con los demás, son bienvenidos, porque el papel del odio y el egoísmo entre las personas no son de menor importancia, y causan cada día graves consecuencias.
De acuerdo a ello, las personas emocionalmente sanas, procuran relaciones adecuadas con los demás. Son conscientes de que las relaciones interpersonales son difíciles, a veces traumáticas, en otros casos carentes de un sentido aparente, pero colocan una cuota de respeto, bondad y tolerancia con sus semejantes. Se convierten en facilitadoras de las relaciones de convivencia y no están interesadas en crear conflictos, problemas y dificultades. Ayudan a resolver lo que esté en sus manos y potestad; comprenden los sentimientos de los demás, y escuchan sus razones.
El facilitador de convivencia piensa que los acuerdos son posibles; el tiempo es muy valioso como para derrocharlo en disputas y desgastes emocionales; la vida ofrece múltiples motivos de disfrute como para invertirla en la amargura que generan las relaciones difíciles o rotas. Aunque sea prácticamente imposible evitar los malestares en las relaciones de convivencia, si se hace posible realizar esfuerzos por vivir en comunidad, fraternidad y respeto con los demás.
De allí que, el principal centro de interacción sea la familia (eje básico de la sociedad), pasando por el ámbito laboral, y desde allí a los distintos lugares de interacción entre las personas. Para tener paz interior y disfrutar de la sanidad emocional, un buen antídoto y aliciente está en llevarse bien con otros, en cuanto sea posible.
Practicar una sana convivencia le permitirá:

- Practicar los valores básicos para una vida mejor.
- Comprender el papel del conflicto y la diferencia entre las personas como un medio de crecer como persona.
- Disfrutar de mayor plenitud en compañía de los seres queridos, en distintos lugares de convivencia.
- Crear un ambiente de trabajo agradable junto a sus compañeros de trabajo o amigos.
- Facilitar procesos de grupo donde se debaten ideas o propuestas, y deben tomarse decisiones.
- Practicar una mejor actitud como persona en cada oportunidad.

“Sé invenciblemente alegre y feliz. Si consigues amar a los que te rodean, serás mucho más feliz que ellos. Si consigues amar la vida, será mucho más feliz en ella. No hay goce posible sin este amor. Ni se puede concebir goce alguno sin alegría y sin felicidad…Trata de divertirte con cualquiera cosa que hagas y de que los demás se diviertan en tu compañía. Si lo consigues, estarás capacitado para explicar a los demás en qué consiste el goce de la vida.”

Lic. Juan Carlos Pérez



















Recreación y esparcimiento

En nuestra sociedad bastante caracterizada por la agitación, la presión, el estrés y la angustia, actividades u oportunidades como el descanso, el esparcimiento y la recreación (también llamados ocio o tiempo libre), no forman parte de las prioridades de muchas personas. Para algunos el trabajo se vuelve su actividad principal, y descuidan el valor de su propia salud, la integración con la familia, y la utilización del tiempo libre en actividades recreativas sanas.
La tranquilidad como persona, el equilibrio emocional y la sensación interna de paz también derivan del descanso y la sana diversión que el individuo pueda dedicar a su vida, incluso a su familia.
Las labores y actividades cotidianas, presentan decisiones, desafíos, rutina, ansiedad, dificultades, que deben ser abordadas, porque en ello consiste el proceso productivo de las instituciones y las organizaciones. De todo esto queda el cansancio y el desgaste que la persona debe compensar con actividades alternativas, que lo “oxigenen”, y traigan nuevas fuerzas para los retos de la vida diaria.
Así que, parques, plazas, clubes y centros recreativos, centros comerciales, caminatas, viajes, ciclo vías, pueblos, cines, entre otros, están disponibles para que las personas y las familias se diviertan, tomen nuevos ánimos, frente a una rutina que causa daños cuando se hace habitual.
Para divertirse no se necesitan grandes cantidades de dinero, sino un poco de creatividad y disposición. Muchas personas colocan como obstáculo que no cuentan con los recursos necesarios para invertir en la sana diversión, pero una visita a un parque o una caminata improvisada no son actividades que las cobren como tal. Basta un poco de buena voluntad y el deseo de compartir en familia para pasar buenos momentos y tomar alientos para un mundo difícil cada día.
La recreación y esparcimiento cumplen una función lúdica muy importante en la persona y en la familia, de forma que genera puntos de encuentro y realización de ideas y planes que rompen con la cotidianidad. Divertirse es igual de valioso a trabajar. Recrearse es tan importante como la misma seriedad que la vida presupone para no cometer tantos errores.
Al recrearse y divertirse usted:

- Se da tiempo para cobrar nuevas fuerzas.
- Asume un rol completamente al desempañado en la rutina del hogar o del trabajo.
- Valora el uso del tiempo libre.
- Programa y concede un tiempo justo para su familia.
- Percibe la vida con ojos diferentes y actividades diversas.
- Estrecha lazos con la familia y con las amistades.

- “Descansa” al cambiar necesariamente de actividades.
“Cuando damos lugar al descanso, la recreación y la sana diversión, percibimos la vida con nuevos matices y nos renovamos frente a una rutina inevitable; aprendemos que compartir en alegría, rompe con los esquemas y formas rígidas y habituales del mundo. Volvemos a ser nosotros mismos.”


Lic. Juan Carlos Pérez






















Descargar emociones y sentimientos

No cabe duda que la vida emocional es un complejo de emociones y sentimientos que nos logran afectar de una u otra forma. Cada persona, en su individualidad, percepción personal de la vida, y forma de resolver sus dificultades o desafíos, asimila, canaliza y expresa sus emociones de forma particular.
Para algunos las emociones constituyen una cadena constante de malestar emocional al no saber como asumirlas y expresarlas. En otros casos se ha denominado adormecimiento emocional a la incapacidad de sentir plenamente las emociones y la realidad emocional involucrada. También esta la impulsividad como una arrebato de las emociones al dirigir el comportamiento del individuo y hacerle actuar mal o a la ligera. Para otros sus emociones son objeto de una confusa interpretación, y finalmente no saben qué sienten o cómo se sienten. También puede ocurrir que las personas encubren sus sentimientos y de esta forma no asumen la responsabilidad de decidir o analizar el hecho que les involucra.
Cualquiera que sea la situación, la sanidad emocional, la estabilidad emocional en nuestro carácter, presupone una revisión de lo que nos sucede y lo que sentimos al respecto. Nuestros estados emocionales llegan a ser indicativos de la interacción que vivimos o situación que atravesamos. Así, la expresión de nuestro malestar y carga emocional llegan a ser mecanismos de liberación que nos hacen revaluar nuestras relaciones interpersonales, la influencia que el medio ejerce en nosotros, y la propia reacción a lo que nos ocurre.
Las emociones no fueron dadas para su represión o hundimiento en nuestra vida emocional; requieren expresión, revaloración y decisión; si esto no ocurre, el cambio en el individuo y su madurez personal se ven obstaculizadas; la persona se vuelve un autómata de las situaciones que vive, y se afecta siempre bajo las mismas circunstancias y personas. Acaso por su propia forma particular y mecánica de reaccionar ante lo que le sucede o rodea.
De modo que, existen periodos en nuestra vida donde debemos valorar lo que sentimos, las experiencias recientes y presentes; cómo nos afectan, qué aportan o no a nuestro crecimiento personal y espiritual; qué tipo de relaciones sostenemos con los demás y cómo construyen o destruyen nuestra autoestima e integridad. Entre muchos parámetros más que debemos revisar.
De la expresión de nuestros sentimientos (a un buen amigo, Dios mismo, un familiar, nuestra pareja, un consejero, un sacerdote o pastor, etc.) permitirá una descarga positiva de lo que nos intoxica emocionalmente (odio, resentimiento, amargura, duda, tristeza, intimidación, rechazo, venganza…)
Evento fundamental en una vida sana en nuestro carácter y personalidad general.
Al analizar, expresar y tomar decisiones acerca de sus emociones:

- Obtendrá una visión más real y tolerante de la vida y sus diversas situaciones.
- Liberará su vida interior de sentimientos negativos, por lo general malsanos.
- Aprenderá a comprenderse más a si mismo y a las demás personas (amor, empatía)
- Experimentará sensaciones valiosas y constantes de paz interior.
- Desarrollará un mejor dialogo con otras personas al charlar sobre sus sentimientos, actitudes y opiniones diversas.
- Corregirá sus actuaciones y expresiones emocionales cuando sean inadecuadas.
“¿Conoce usted sus verdaderos sentimientos? Muchas personas no son capaces de definir los sentimientos de amor, vergüenza u orgullo ni de explicar por que se disparan estos sentimientos. Esas mismas personas a menudo no son capaces de definir la intensidad de esas emociones, ni siquiera cuando se les pide que las categoricen en una simple escala de leve, fuerte o abrumadora. Si usted no puede evaluar la intensidad de sus propios sentimientos, no podrá explicar cuanto lo afectan a usted ni a los que le rodean.”

“Los conflictos que tenemos no siempre son con otras personas. A veces los dirigimos a nuestro interior, y como nuestras emociones no tienen ninguna otra salida, generamos de manera inconsciente síntomas físicos o sentimos un verdadero deterioro corporal.”

Lic. Juan Carlos Pérez
















Evitar conflictos innecesarios

Las relaciones interpersonales forman parte de la vida cotidiana. Llevarse bien con los demás nunca es fácil; en otros casos las relaciones son afortunadas; las personas se llevan bien entre sí y no complican sus interacciones, dejando pasar lo molesto o restando importancia a la incomodidad generada por el desacuerdo, la incomprensión, la crítica o la intolerancia. Esto no quiere decir que se deban omitir el debate, el diálogo y la conciliación para mejorar el clima en las relaciones interpersonales, pero la verdad es que los conflictos forman parte de cada día; por diferencias en la personalidad y el carácter; por gustos, intereses y preferencias disímiles; por actuaciones inadecuadas entre las personas; por falta de madurez personal…los conflictos nos asaltan por todas partes.
Llevarse adecuadamente con otros, entonces, se nos vuelve un reto cotidiano, pues podemos estar lidiando, trabajando, interactuando, con personas oposicionistas, intimidadoras, intolerantes, agresivas, arrogantes, amargadas, entre muchas más categorías que indican un carácter inmaduro o afectado en alguna forma.
Se vuelve la cotidianidad un blanco de contienda y diferencias que hacen de la rutina algo imposible e incómoda de vivir. Por supuesto que el cambio personal no es un proceso fácil; requiere decisión, conciencia, trabajo constante, formación y crecimiento espiritual, para mantener consistencias en los logros obtenidos y de este modo sean perdurables en el tiempo y su manifestación en los demás.
En realidad, una adecuada y valiosa estabilidad emocional presupone la evitación de conflictos innecesarios; lo cual no sucede cuando uno hace de la situación algo conflictivo e insoportable, por la propia forma sesgada de percibir las cosas y asumir los comportamientos de los demás.
Es claro que es inevitable una vida carente de conflictos; es casi imposible que los problemas no nos toquen en algún momento de la vida. Lo que sí es imprescindible es la actitud y respuesta que brindamos a todo lo que se puede transformar en un conflicto o problema en la existencia.
Al evitar la influencia negativa de los conflictos, y asumir una actitud más flexible de las relaciones interpersonales, experimentará:

- Compresión, amor y empatía por la forma de ser de otras personas, reconociendo sus falencias y aciertos.
- Tranquilidad al saber que existen relaciones muy agradables y respetuosas, y relaciones conflictivas que requieren cierta intervención laboral o terapéutica.
- Conciencia de no desear ser tropiezo o causa de sufrimiento para otros, sino un facilitador de las buenas relaciones interpersonales.
- Cuidado de su paz interior, sabiendo que existen personas que gustan de incomodar a otros, al no resolver sus propios problemas personales.


“Alguna gente puede opinar que algo de conflicto resulta sano de vez en cuando; que un intercambio franco de puntos de vista puede incrementar la comunicación y la comprensión de distintas perspectivas o que puede ser un catalizador para el cambio. Pero cuando el conflicto se vuelve un hábito o se crea o busca de manera constante y perjudica los objetivos y convierte en tóxico el ambiente laboral, eso se llama intimidación.”

Lic. Juan Carlos Pérez























Vivir un día a la vez

Centrarse en el día de hoy, en el tiempo, momento o instante presente no es algo fácil de asumir o vivir. La acelerada y agobiante actividad laboral y los distintos compromisos que las personas establecen, en muchas ocasiones, les hacen perder la perspectiva del hoy, con las posibilidades, expectativas y realidad que pueden ser asumidas un solo día a la vez.
El individuo puede oscilar entre un pasado ya inevitable (para bien o para mal), prácticamente inmodificable, y un futuro (bastante incierto, por lo demás) que se escapa de su buena voluntad y acaso habilidad productiva para vivir y progresar.
El centrar la mente en el día de hoy o tiempo presente demanda una consciencia clara y equilibrada en la persona, que precisa sus pensamientos, ideas, proyectos, anhelos y deseos en la realidad actual. Por lo general, cuando el individuo se enfoca en eventos de su vida pasada, se ve atrapado en diversidad de emociones y sentimientos (negativos o positivos) que le hacen perder su perspectiva de la actualidad; puede llenarse de culpa, amargura, falta de perdón. Así mismo el enfocar la mente en los improbables o incognoscibles eventos del futuro, pueden acarrear en la persona sentimientos de incertidumbre, temor, desconfianza, acaso pesimismo y desesperanza frente al mundo que le corresponde vivir (violencia, hambre, injusticia social, guerras, inmoralidad, etc.)
La vida emocional apunta al equilibrio mental posible si se logra vivir cada día con intensidad, asumiendo sus desafíos e incomodidades, asimismo disfrutando de las bendiciones propias de la cotidianidad.
La mente se llena de angustia y ansiedad, cuando desproporciona las dimensiones del tiempo presente y comienza a especular las posibles consecuencias o el desenvolvimiento del tiempo futuro. También, la mente queda esclavizada cuando se reprocha del tiempo pasado, vivido acaso con cierta negatividad, o sujeto a las bondades de años anteriores, pero que no constituyen motivo de superación personal en el tiempo presente.
Vivir un día a la vez significa que la persona concentra sus fuerzas, habilidades, metas y objetivos en el tiempo presente, como un peldaño, como un paso en su proyecto de vida y realización personal. Los extremos mentales en cuanto a la vivencia del tiempo generan ansiedades por aquello en lo cual no se tiene el control absoluto. En realidad al individuo se le permite el posible control y vivencia positiva de su tiempo presente. Las aflicciones también sobrevienen cuando perdemos la perspectiva y experiencia del tiempo presente, único día, instante o momento dados por la divinidad para hacer lo que debemos hacer.
Al vivir un día a la vez usted podrá:

- Experimentar la paz de tener objetivos claros y centrados en metas concretas en los que puede avanzar con seguridad cada día.
- Disfrutar de su existencia, asumiendo el regalo de Dios en la vida; propia y la de los demás.
- Planear, programar lo que puede hacer cada día dentro del tiempo y parámetros reales.
- Compartir con sus seres queridos en una u otra forma pues a veces no existe otro tiempo posible que el hoy.
- Perdonar eventos desagradables del pasado, descansar el futuro en manos de Dios, y valorar positivamente su vida presente.


“Cada día es un reto para usted y usted responde a ese reto con lo mejor que tiene. Se lanza hacia el mundo, fija sus objetivos, delineando sus límites, eligiendo los métodos de avanzar hacia ellos y entrando en acción. Estos objetivos del día, estas oportunidades del día –haga un hábito de ir tras ellos.”

Lic. Juan Carlos Pérez


















Cambio y renovación

Por lo general las personas no enfocamos en ciertos aspectos de la existencia, como lo he mencionado en otros de mis textos; algunos hacen de la educación y la cultura su más preciado don; otros privilegian el cuidado obsesivo de su salud, cuando no la moda, las posesiones materiales, entre muchos otros aspectos de la vida.
Sin embargo, el cambio personal no es algo primordial en la vida de muchas personas. Se puede correr el riesgo de vivir asumiendo que se es como se es, y que el hecho de ser mejor persona no es algo que añada algo esencial a la existencia propia.
En realidad, la ausencia de cambio personal, el desconocimiento y la indiferencia ante el perfeccionamiento como persona, ignora importantes elementos para experimentar la sensación de felicidad personal, unas mejores relaciones interpersonales y la motivación para una vida espiritual en constante relación con Dios.
La sanidad emocional, la plenitud emocional, encuentran en el cambio y la renovación constante valiosos medios de ser mejores personas y conferir sentido a la vida personal en general.
El cambio implica o motiva a un modo de ser más humano, pleno de las virtudes fundamentales para una vida digna y llena de propósito. Presupone un modo más excelente de proceder en los diversos actos, así como una manera de marcar la diferencia frente a comportamientos inadecuados y denigrantes de muchas personas.
Como es sabido, el cambio presupone una cuota de dolor frente al malestar de romper, cortar con lo habitual, por más inadecuado que sea, por más dañino que se brinde a la persona. El cambio real apunta hacia la construcción de una persona llena de bondades y virtudes que afectan positivamente su entorno.
Es lamentable que muchas veces erremos la experiencia del cambio real cuando lo enfocamos o lo confundimos con los eventos externos o aparentes, que no necesariamente implican madurez y desarrollo en la persona. Los cambios periféricos son pasajeros (la moda, la vanidad, placeres incesantes…) y no producen fruto o fundamento alguno. Tarde o temprano, al presentarse las crisis la persona se verá indefensa, sola, desorientada porque no ha adquirido bases emocionales y espirituales que le permitan enfrentar las vicisitudes tan comunes del existir diario.
Al estar en cambio personal y renovación constante experimentará:

- Un mayor conocimiento real y sincero de sí mismo.
- La complejidad de las emociones, sentimientos y afectos diversos.
- Empatía por los estados afectivos de otras personas, y la imperfección humana tan profunda que nos rodea.
- Nuevos desafíos personales para resolver o mejorar.
- Ser más tolerante consigo mismo cuando no es fácil ser de cierta forma o no avanzar rápidamente en su crecimiento personal.


“Si usted es imperfecto, entiéndalo. Entienda que todos cometemos errores y, bajo presión, podemos perder la fe en nosotros mismos. Entienda que, bajo condiciones difíciles, todos gozamos la oportunidad de mostrar nuestro verdadero valor, con compasión, no con castigo. Por último, entienda que una persona con una fuerte imagen de sí misma considera el fracaso como parte de la vida; comprende que los fracasos son inevitables, pero nunca se considera a sí misma como fracaso. Se eleva sobre sus propios errores hacia nuevos éxitos, más sazonados y más maduros.”

Lic. Juan Carlos Pérez




















Compartir y disfrutar de la familia

Somos personas creadas para tener y participar en relaciones interpersonales. De allí que, el núcleo central y primario de las relaciones humanas encuentre en la familia la base fundamental de las interacciones diversas. En nuestra familia adquirimos las bases para socializar, para interactuar; incorporamos los valores o antivalores que vivimos y practicamos con los demás; en la familia adquirimos la capacidad de expresar afecto o no; el valor de compartir o la experiencia del aislamiento y el rechazo. Para bien o para mal, la familia es la primara fase formativa integral que tenemos, y en gran parte ella determina el tipo de relaciones interpersonales que desarrollamos con otras personas.
Una buena parte del bienestar emocional de una persona está dado por sostener las mejores relaciones familiares, en lo posible, mediante reuniones de integración sana; el acompañamiento y el apoyo en el dolor y la dificultad; la celebraciones y detalles de afecto y solidaridad en las fechas especiales; la celebración del logro y el éxito.
Sin embargo, es conocido que las relaciones familiares se caracterizan también por incomprensiones, diferencias, rencores, separaciones, en casos menos afortunados. Evento bastante inquietante si se tiene en cuenta que el objetivo fundamental de la familia es brindar la sana convivencia, la práctica de valores y el desarrollo de sus miembros en la sociedad.
La familia otorga testimonio o evidencia de progreso en sus miembros; éxitos y fracasos; anhelos y frustraciones; aciertos y errores. Todo ello forma parte de la dinámica familiar, y para bien o para mal, en dicha dinámica nos vemos sumergidos.
Contar con familia, numerosa o no, es importante, nos hace sentir que pertenecemos, que contamos con un refugio donde obtenemos seguridad, amor, esperanza de un presente y futuro mejor.
Compartir lo que nos ocurre, positivo o negativo, con nuestros seres queridos, puede ampliar nuestras perspectivas y horizontes frente a lo que nos sucede. En la familia confluyen experiencia, unidad, persistencia y progreso que no son nada desdeñables.
Al compartir en familia tendrá:

- Amor, afecto y esperanza constante.
- El disfrute de los mejores momentos de la vida (con sus hijos, su cónyuge, toda la parentela…)
- El valor de la experiencia en las buenas y malas decisiones.
- El apoyo mínimo para seguir adelante, en los momentos difíciles.
- La oportunidad de crecer como persona, y ayudar a otros a que mejoren su calidad de vida.
- La oportunidad de construir valores auténticos en oposición a los antivalores que la cultura trata de hacer ver como normales o adecuados (divorcio, infidelidad, libertinaje, doble moral…)


“Una relación personal puede adoptar un colorido romántico o bien de estrecha amistad, pero, sea cual fuere su forma, su característica principal es la intimidad, el compartir cosas en un ambiente social a resguardo seguro. Este intercambio mutuo de intimidad es la base de las relaciones personales. Si no existen estas manifestaciones privadas, la relación nunca ha sido personal, o quizá se está convirtiendo en impersonal y se está transformando en soledad interior.”

Lic. Juan Carlos Pérez


















Practicar valores


Los valores podemos comprenderlos como aquellas cualidades o características especiales, dignas, apreciable de las cosas, personas y eventos en general, y que por lo tanto las hacen más valiosas, virtuosas o significativas.
Así mismo, los valores cuentan con un fuerte componente afectivo, actitudinal y conductual; de esta manera los valores en forma de convicciones y actitudes que tenemos llegan a determinar cómo actuamos y cuáles son los intereses que nos mueven como personas. Por ejemplo: quien base su vida en la deslealtad tendrá complicaciones en las relaciones interpersonales con otros, causando bastante malestar. De otra parte quien basa sus relaciones en el amor afecta su entorno positivamente, generando crecimiento en los que le circundan.
Los valores contribuyen a una mejor manera de pensar, y también orientan el comportamiento adecuado en las personas. Ser bondadoso, ser misericordioso, ser generoso, ser justo, entre mil virtudes y cualidades más, causan valiosos beneficios entre las personas, dondequiera que se practiquen los valores.
Cuando el pensamiento se concentra en lo bueno, lo justo, lo honroso e íntegro, las relaciones entre las personas y los procesos de interacción en la vida mejoran, porque los comportamientos guiados por los valores fruto del pensamiento producen acciones consecuentes con aquello que se considera una virtud.
No cabe duda que, una vida sin valores, o con su vivencia a medias causan problemas a las personas que se verán inmersas en la defraudación, la traición, la deshonestidad, la vanidad, la falsedad, la superficialidad, la hipocresía, la avaricia, etc., antivalores que la cultura privilegia como falsos valores o medio de ser exitoso.
Nuestra estabilidad o riqueza emocional encuentra en la práctica de los valores fundamentos firmes para ahorrarnos dificultades al actuar inadecuadamente o adscribiéndonos a falsos valores que día a día llevan a la ruina a miles de personas.
Si usted practica valores:

- Vivirá una vida más auténtica orientada al bien y a lo bueno.
- Comprenderá que existe el bien y el mal en la vida, y que las personas toman decisiones sobre cuál de dichos caminos tomar para vivir.
- Enriquecerá el entorno que le rodea y será de ejemplo o testimonio para otros.
- Tendrá un mejor discernimiento antes falsos valores y modelos inadecuados, que la sociedad postula y defiende como dignos de imitar.
- Valorará y cuidará su vida de forma integral.


“Hombre de éxito es el que ha vivido rectamente, ha reído con frecuencia y ha amado mucho. El que ha ganado el respeto de los hombres inteligentes y el amor de los niños. El que se ha conservado en su puesto y ha cumplido con su deber. El que deja el mundo mejor de lo que lo encontró, ya sea porque plantó un árbol o escribió un poema o ayudó a la salvación de un alma. El que nunca dejó de apreciar las bellezas de la tierra ni dejó de alabarlas. El que buscó lo mejor en los demás y dio lo mejor de sí.”

Lic. Juan Carlos Pérez





















Tener un proyecto de vida

Planificar la propia vida de tal forma que “todo” ocurra como lo deseamos, o cada proyectó o meta sea realizable, muchas veces no es algo real en lo cual afirmarse. Algunas cosas pueden llegar a buen éxito, otras probablemente fracasen.
Sin embargo, tener un proyecto de vida, si entendemos por este “la estructuración clara y real de nuestras metas, la valoración y práctica de nuestras habilidades, nuestro desarrollo personal integral y nuestra influencia positiva en los demás”, es fundamental para mantener nuestro equilibrio psicológico y una motivación constante.
Las personas con un proyecto de vida, esbozan un horizonte, precisan una cima, establecen prioridades, que desean alcanzar en sus vidas. Aparte de estar dispuestas a conquistar sus metas por encima de las dificultades que se presenten en el camino.
El proyecto de vida inyecta dinamismo a lo que pretendemos hacer; nos motivan estrategias y acciones concretas para acercarnos a las metas. Así mismo estimulamos nuestra creatividad para resolver las barreras e inconvenientes tan propias de un proceso de éxito o cambio.
La vida emocional también se nutre de nuestros anhelos, metas, los cuales generan sentimientos positivos y buena disposición para vivir la vida. En el caso contrario, las personas sin orientación en su vida, sin metas firmes, sin pasión por lo que hacen, viven emociones frustrantes, de constante decepción porque sienten que su vida no presenta objetivos claros o desafíos por asumir.
Así que, una vida con sentido y propósito, traen mucha sensación de felicidad a la persona, la cual reconoce el valor y significado de cuanto establece como meta o realización personal.
Se han establecido muchos parámetros para redactar un proyecto de vida. Aquí sugerimos escribir ordenadamente los siguientes elementos, con toda la sinceridad posible: las propias cualidades y habilidades; lo que se desea ser; aspectos a mejorar en la propia vida (debilidades, defectos, impedimentos); metas y objetivos claros, así como los posibles tiempos y recursos para conseguir lo propuesto. Una mirada consciente y firme a lo anterior permite aclarar lo que uno desea en la vida.
Al tener su propio proyecto de vida sentirá:

- Que la vida tiene sentido y propósito para usted.
- Que vale la pena luchar por lo que uno se propone.
- Que cualquier obstáculo puede superarse con una actitud sana ante la vida.
- Que usted también puede triunfar en la vida.
- Que puede contribuir a la realización de otras personas.
- Que Dios puede ayudarle a construir una vida mejor.
- Que puede mejorar cada día su personalidad.


“En varios momentos de tu vida será necesario definir quién eres tú, evaluar las decisiones que estés considerando y comprender mejor hacia dónde vas”

“Me gusta permanecer en un estado constante de transformación, con una meta en el horizonte y no detrás de mí.”

Lic. Juan Carlos Pérez




















Valorar a los demás

Un buen indicativo de nuestra salud emocional está en el desarrollo de la capacidad de percibir lo bueno en los demás, en valorar lo que son, pese a que algunas de sus actuaciones y actitudes no nos agraden. Significa que hemos desarrollado una actitud adecuada, noble y comprensiva de los demás. Este es un nivel mayor de madurez, en el sentido de que aprendemos que cada persona es única y valiosa, y no es nada favorable para el bienestar interior propio los sentimientos negativos, incluso odiosos para con los demás.
Un buen número de personas permiten que su mente se recree en los sentimientos negativos hacia otras personas; odio, deseo de venganza, inmoralidad, negativismo, rechazo, obsesividad, entre otros, pueden hacer del campo de la mente, un lugar para desvirtuar lo que otros son y valen.
Ahora bien, reconocer lo bueno en otros, sus habilidades, sus logros, lo bueno en su estilo de vida, nos motiva también a seguir mejorando como personas, y ver que podemos trascendernos cada día en nuestro proyecto de vida.
Se requiere de un verdadero desprendimiento y renuncia para ver y valorar que otros logran sus metas y proyectos. El egoísmo no es algo que superemos en su totalidad, toda vez que siempre nuestros intereses y deseos llegan a ser más importantes que todo lo demás.
Así que, entre menos pensemos mal de los demás, y concentremos también la educación de nuestro pensamiento en lo valioso que nos rodea, por supuesto las personas, disfrutaremos del bienestar interior antes que llenarnos de los conflictos de otras personas, de sus malas actitudes, de sus actos inadecuados. La madurez también está en comprender que el mundo y la gente son como son, y que la misión de cada cual es aportar lo máximo posible en la construcción de un mundo mejor. En varios milenios esto no se ha logrado, pero se sigue avanzando utópicamente en su consecución; el desarrollo tecnológico cuenta con mayores logros que la convivencia humana.
De manera que valorar a los demás es valorarse a sí mismo, desear lo bueno para otros es optar también por una mejor y propia calidad de vida.
Al valorar a los demás mejorará:

- Sus relaciones con los demás estarán fundamentadas sobre valores; tolerancia, respeto, compañerismo, solidaridad, etc.
- La tendencia egocéntrica a mirar las cosas desde su único y exclusivo punto de vista.
- Su consciencia de que todos somos esencialmente iguales delante del Creador, aunque hayan diferencias establecidas o inventadas por los hombres.
- El cuidado que puede tener con su prójimo.


“Lo primero es salir del propio interés, no creer que la vida empieza y termina con nosotros. Hay mucha gente que no llega a dar este primer paso, no acierta a interesarse por nada, le falta sensibilidad. La mayor desgracia que puede tapar un corazón, aplastándolo de tedio. Y sería un buen ejercicio este: recoger, como en una lista, todos los posibles problemas ajenos; meditarlos, después; ver, por fin, qué podría hacerse para solucionarlo. No bastará esto para hallar la solución. Bastará –y es lo que se pretende- para que el alma entienda que hay más mundo además de nosotros mismos. Esto no es para espíritus mezquinos, para los que, como los topos, prefieren siempre la oscuridad de su hoyo, sin luz ni horizontes.”

Lic. Juan Carlos Pérez

jueves, 16 de julio de 2009

NIVELACION DE CONVIVENCIA SOCIAL 1 Y 2 PERIODO PARA PRIMARIA, SEXTO, SEPTIMOS Y OCTAVOS

Nota: La entrega de trabajos para nivelación debe hacerse el día 27 de julio y la sustentación el día 30 del mismo mes.

EN COMPAÑIA DE TUS PADRES INVESTIGA Y PRESENTA ESTE TRABAJO A CERCA DE:


1- ¿´Qué es Convivencia? Dá una opinión sobre Convivencia en el colegio.


2- Todos tenemos derecho a una vida en Convivencia. ¿Cuáles son las actitudes que permiten esta situación? escribe un ejemplo de cada una.


3- ¿Qué podrías hacer para mejorar la Convivencia en tu familia? Menciona varias opciones.


4- ¿Qué características debe tener un grupo? Tu grupo, ¿cómo demuestra su civismo?


5- Imagina que tu vives en una isla desierta. Piensa y responde:





a- ¿Qué actividades podrías realizar? menciona tres y explica como.


b- Tu comunicación. ¿cómo seria? Explica.


c- ¿Cómo aprenderías cosas nuevas? dá ejemplo.


d- Tus sentimientos y afectos ¿cómo se desarrollarían?


e- Tu familia, ¿Te haría falta? ¿por qué?





6- Describe tu reacción ante cada una de las siguientes situaciones:





a- Uno de tus compañeros tiene mal aliento.

b- Siempre que vas a saludar a uno de tus compañeros, éste tiene las manos sucias.

c- Para llegar hasta tu colegio es necesario atravesar una zona que con frecuencia se inunda y forma pantano. Tú la atraviesas de la mejor forma posible, pero tus zapatos quedan totalmente sucios.

d- Después de que el curso ha estado en clase de Educación Física, algunos compañeros se dejan la misma camiseta o las mismas medias. Lo cual contribuye a la formación de malos olores.

7 - Menciona tres hábitos de higiene tuyos. Describe cómo te benefician.

8 - La sociedad tiene hábitos preventivos y sostiene que prevenir es mejor que curar.

Menciona dos hábitos preventivos de tu familia. ¿qué se está previniendo?

9- ¿Qué significa formar en valores para una Convivencia Ciudadana?

10 - Realiza una composición escrita, donde se encuentren los valores de:

a- El Respeto

b- La Humildad.

c- La Responsabilidad





NOTA: El trabajo debe de ser presentado en hoja tamaño carta, a mano, con buena letra (legible)

buena ortografía y en su respectiva carpeta; sustentar mediasnte una exposición al grado que se designe.